Evolucionar como sinónimo de crecer. Evolucionar como respuesta para enfrentarse a un nuevo escenario, una apuesta por la innovación. Y es que es precisamente eso, innovación, lo que ha obligado a la industria del cine de nuestro país a desarrollarse para estar acorde a los tiempos que corren. Unos tiempos en los que el avance imparable de la tecnología es solo una respuesta a una realidad: el mundo audiovisual ha multiplicado exponencialmente su campo de juego.
Tanto es así, que el día de hoy de la producción audiovisual pasa por involucrarse en un mundo cada vez más conectado, en el que existen nuevos formatos diferenciados. Antes nunca habríamos imaginado poder ver una serie a través de un ordenador y, sin embargo, a día de hoy esta fórmula ha encontrado un nicho de mercado más que interesante para no entrar en la pelea de horarios y precios de la parrilla televisiva. Una alternativa que permite que la producción española no se detenga.
Pero vayamos un paso más allá. Porque es precisamente esa conexión a Internet lo que ha fomentado que el modelo de negocio de la industria audiovisual española haya cambiado. Porque, no cabe duda, de que la nueva "caja tonta" es la pantalla de cualquier dispositivo que reciba una señal de conexión a la red. Una conexión que ha facilitado el auge de las redes sociales tal y como las conocemos, y de un mercado muy singular en ellas: el vídeo como herramienta de comunicación. Quizás nunca antes tuvo tanto desarrollo como en la actualidad, y es que se estima que los contenidos más demandados y con mayor índice de penetración entre los usuarios son clips de pocos minutos. Nada novedoso si nos paramos a pensar en el auge logrado por canales como Youtube que, con el vídeo como contenido, han logrado consolidarse como una de las redes sociales con más peso estratégico del mundo.
¿Y el cine? Él también ha vivido un cambio que hace que lejos queden esos planteamientos en los que la imagen era lo que daba de sí una cámara. A día de hoy, la innovación tecnológica ha facilitado que el Séptimo Arte (ya sea de ficción o publicitario) pueda mostrar casi cualquier escenario imaginable por el hombre: desde mundos inexistentes del espacio a criaturas que solo existen en un metraje, sin olvidar el desafío de rodar bajo el agua sin perder calidad ni tiempo.
Cambios, muchos cambios, los que vive el sector en nuestros días que sin duda se acelerarán más con un acicate que no tiene visos de echar el freno: Internet.
Imagen | Sonny Abesamis