Si hay un arte que ha estado especialmente sujeto la paso del tiempo y la innovación, ese es el cine. Nada tiene que ver un rodaje actual con uno de hace apenas un par de décadas. Nada tiene que ver la manera de entenderlo ni, tan siquiera, de registrarlo en una cámara. El cine cambia, adaptándose a esa Era Digital en la que el papel (ya sea fotográfico o del convencional) parece desaparecer poco a poco.
Sin embargo, ni todo es ya digital ni el analógico ha caído en desuso. Simplemente, ambas técnicas conllevan sus ventajas e inconvenientes a la hora de rodar. Unos aspectos que, incluso, pueden formar parte de la película.
Porque, para algunos, la nitidez de la imagen digital es el principal inconveniente a la hora de plantearse un rodaje en ese formato. No cabe duda que la película fotográfica aporta esa personalidad tan singular del grano. Algo que puede sumarle ambientación e, inlcuso, ser personalidad de una manera de contar una historia. Un aspecto que, para nostálgicos del cine o para quienes entienden el Arte a la vieja usanza, es fundamental en la imagen de cualquier película.
Sin embargo, no cabe duda que el cine digital presenta importantes ventajas que van más allá de la magia de la imagen. Sin duda, su ventaja más competitiva con respecto al rodaje en analógico es el coste. No solo porque los formatos digitales permiten ver in situ el resultado de una determinada grabación sino, también, porque suponen olvidar el revelado como parte inherente de la película. Un ahorro importante no solo en este proceso sino en todo lo que conlleva: logística, transporte, seguros... y el largo etcétera que supone convertir una bobina de cine de un rodaje en unas imágenes aptas para ser montadas.
Añadido, el cine digital facilita la edición. Y no hablamos solo del montaje sino, incluso, de cualquier retoque de color o iluminación que sea necesario. Algo que es posible corregir una vez terminado el rodaje gracias a esa tecnología sin la que la producción de hoy no podría llevar el ritmo en ascenso que mantiene.
Y, por último, un aspecto singular: el cine digital permite ir un paso más allá de la realidad. Algo que para algunos puristas conlleva alejarse del mundo real (uno de los objetivos primarios del cine, contarlo) pero que abre un campo inmenso de posibilidades a la hora de recrear mundos inexistentes o fabricar fantasías audiovisuales a la medida del público.
Cuestión de adaptarse al cambio, sin duda.
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Imagen | Ancora